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Mostrando entradas de diciembre, 2017

Guía hacia una vida plena

Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.                   Colosenses 3:1-4             En tan solo cuatro versículos, está expresado a la perfección el modo de vida que como cristianos debemos seguir, el propósito de nuestra vida y nuestra futura esperanza. Consecuencia de la reconciliación por medio de la muerte de Cristo y la salvación obrada, es increíble cómo se condensa tanta doctrina en una porción tan breve. Partimos de una premisa “ Si, pues, habéis resucitado con Cristo” de la traducción literal “puesto que”, haciendo referencia al hecho de haber sido “ sepultados en el bautismo de Cris to ”   ( Gr:Suntaphentes autoi en toi baptismati, habiendo sido se

Afán y ansiedad

“ Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?

EN MEDIO DE LA TEMPESTAD

Pero se levantó una gran tempestad de viento y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. Y él estaba en la popa durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro ¿no tienes cuidado que perecemos? Y levantándose, reprendió al viento, y dijo a mar: Calla enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?    Marcos 4:37-40 Cuando se levantan tempestades en la vida hasta el punto de comenzar a anegarla, se puede responder de diferentes formas, podemos responder con desesperación, desánimo y apatía, en nuestras propias fuerzas o andar en fe, sujetándonos de la gracia que Dios nos brinda reconociendo que solo en él tenemos apoyo, fortaleza y dirección incondicional. La percepción humana y limitada de los discípulos era “ya se anegaba” y así es en nuestras vidas cuando desesperamos o perdemos la paz.

LAS MOTIVACIONES DEL CORAZÓN

En la cultura actual estamos impulsados por motivaciones erradas e ídolos y no estoy hablando de grandes estatuas de oro o ídolos primitivos, hablo de idolatría como al yo, dinero, poder y otras variantes. Tenemos el ejemplo de Abraham e Isaac, el cual si es analizado con detalle podemos observar aspectos que quizás habíamos pasado por alto, en su vida podemos apreciar el servicio a Dios y como fue probado su amor hacia él en contraposición al amor que podría haber albergado hacia su hijo Isaac, siendo lícito tal amor, podría haber ocupado un lugar demasiado grande en su corazón. En el caso de Abraham tras años de espera y la esterilidad de Sara, finalmente, Dios hizo posible lo imposible naciendo Isaac y llegó el hijo de la promesa. Este hecho era una gran bendición en sí mismo, pero ¿podría generar en Abraham cierta idolatría o amor exacerbado por aquel deseado hijo?, analicémoslo detenidamente el texto de Génesis 22 . Dios mandó a Abraham que sacrificase a Isaac “vers