ESTO ES LA GUERRA
“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos”
Efesios 6:10-19
Veamos este texto con más detalle, los argumentos
y declaraciones que se exponen son numerosos, leamos con atención con atención:
“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el
poder de su fuerza”
Nuestra fuerza y fortaleza provienen únicamente de Dios, somos dependientes de Él por completo, fuera de su
poder y gracia nada somos ni podemos plantar cara al enemigo.
“Todo
lo puedo en Cristo que me fortalece”
Filipenses 4:13
“Tú,
pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús”
2 Timoteo 2:1
“Vestíos de toda la
armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”
Solo con la armadura que Dios nos provee podremos
permanecer firmes y esa armadura es necesaria durante toda la vida del
cristiano, en nuestras fuerzas o sabiduría humana caeremos, por ello somos
dependientes del Señor.
Tiene un sentido de mandato y permanencia, es
necesaria la armadura cada vez que nos presentamos para el combate y eso es
cada día.
“Porque
no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra
potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra
huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”
Nuestra lucha no es física, no podemos ver a nuestro
adversario cara a cara, pero si su obra. Toda falsa teología, espíritu inmundo,
práctica inmoral y religión falsa son parte de esas asechanzas y por nuestros propios medios el enemigo de nuestras
almas no puede ser combatido, solo por medio de Dios y las herramientas que nos
proporciona es posible, de nuevo dependencia de él.
Asechanzas del griego literal “maquinaciones”, alude a
astucia, engaño, tretas y métodos artificiosos. Las asechanzas de Satanás se
propagan a lo largo y ancho del sistema de maldad del mundo sobre el cual rige
como príncipe mientras Dios lo permite dentro de su perfecta voluntad y
control.
“Por
tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo,
y habiendo acabado todo, estar firmes”
Tomad
la armadura porque esto es la guerra, la
guerra contra el pecado, la tentación y el enemigo de nuestras almas que anda
como león rugiente buscando a quien devorar. Si queremos resistir
dependemos de nuestro Padre celestial y su provisión, no tratemos de pelear
esta batalla a nuestras propias expensas porque de seguro caeremos derribados a
tierra y con vergüenza tendremos que reconocer que no hemos sido buenos
soldados.
Desde
la caída del hombre cada día ha sido malo y esta condición persistirá hasta que
el Señor establezca su reino tras su venida en gloria, la meta es mantenerse
firme sin ceder terreno ni vacilar.
“Estad,
pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la
coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la
paz.
Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los
dardos de fuego del maligno. Y
tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la
palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el
Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los
santos”
Nuestra armadura es la verdad
de Dios que nos sustenta, nos soporta en un compromiso firme y real, nuestra
coraza es su justicia/santidad que protege nuestro “torso espiritual”, nuestra
alma y corazón “Sobre
toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida” Proverbios 4:23. Al igual que la santidad
es una cualidad distintiva de Dios, la obediencia y santificación experimental
serán garante de un buen siervo, la falta de la misma nos deja expuestos ante
el enemigo y desagrada a Dios.
El evangelio de la paz,
brinda seguridad de salvación que solo en Cristo y su obra podemos tener porque
son las buenas nuevas que anuncian, que por medio de él tenemos paz para con
Dios.
Sobre todo, la fe que nos
protegerá de cualquier ataque que podamos recibir, a modo de escudo que apaga
los dardos de fuego del maligno, tenemos que conocer a fondo las escrituras,
sus promesas y su verdad. La tentación apoyada en nuestra concupiscencia
siempre nos tratará de engañar torciendo la verdad escritural u ofertándonos
“mejores promesas, más placenteras” que son falsas. Si vacilamos de la verdad
revelada o no la conocemos estaremos pecando de omisión y posiblemente acabemos
pecando por acción.
La palabra de Dios es un
arma realmente poderosa “espada de dos filos aguda que
penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y
discierne los pensamientos y las
intenciones del corazón” (Hebreos
4:12-16), Si queremos blandirla con destreza y asestar golpes
certeros con ella solo tenemos una forma de hacerlo. El estudio sistemático es nuestro pan diario y conocimiento de la verdad
revelada en la Biblia, es la única forma de conocer a aquel que nos amó con tan
grande amor y el único modo de fortalecernos es él.
La oración es un privilegio incomparable que se nos
ha otorgado y una poderosa herramienta:
“De
cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo”
Mateo 18:18
“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”
Romanos 8:26
Entiéndase que estamos hablando dentro de lo que es
la voluntad de Dios y no la nuestra, orando estaremos obedeciendo, colaborando
en su obra y haciendo guerra contra el diablo y sus artimañas. ¿Puedes entender
cuán grande es esto? ¡Cuando oramos estamos dirigiéndonos al Creador del
universo, al Dios de dioses y Señor de señores!, ejercitémonos en esta bella y
maravillosa disciplina guiados por el Espíritu Santo, el cual intercede por
nosotros.
Oremos en todo tiempo con perseverancia y súplica
por todos los santos, con diligencia.
Hemos visto que estamos en medio de la guerra más
cruenta y encarnizada nunca existente en este mundo, pero tenemos de nuestra
parte al Dios todopoderoso, tenemos todas las herramientas necesarias para
pelear y vencer.
¡En Cristo somos más que vencedores porque él venció
en la cruz y arrebató las llaves de la muerte al diablo y este está
vencido!
“He
aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda
fuerza del enemigo, y nada os dañará”
Lucas 10:19
“Someteos, pues,
a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros”
Santiago 4:7
Soli Deo Gloria
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