Una pausa en un mundo frenético


Estas últimas semanas he tenido un tiempo bastante ajetreado, en el cual no pude dedicarme al blog y otros proyectos en los cuales me gusta trabajar, que cierto es que no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos de forma temporal o definitiva.

Es por ello que aprovechando este puente hice algo que realmente quería, parar y hacer una valoración lo más objetiva posible sobre cuánto tiempo dedicamos a cada cosa, haciendo un especial énfasis en aquello atañe a la vida devocional de oración y lectura de la Biblia.
No es ninguna novedad o secreto para una amplia mayoría de nosotros que la tendencia actual es hacer un millón de cosas cada día, siendo algo normal hasta cierto punto y es que me gustaría puntualizar.

Si bien es cierto que todos tenemos más o menos obligaciones o responsabilidades que atender diariamente y debemos ser responsables con ello, hay también ocasiones que entramos en la dinámica de no parar, estando embebidos en asuntos que quizás no debieran tomar dicho protagonismo. Entramos en afán (Mateo 6:25-27) y/o auto dependencia fácilmente si permitimos que un modo de vida en cual apenas queda tiempo para orar y estudiar la Biblia.
Al igual que necesitamos alimentarnos de buenos alimentos para mantenernos sanos y nuestro cuerpo funcione bien, igualmente somos cuidadosos con nuestras amistades, pareja y familia, preocupándonos de saber de ellos, su vida, conocerles  y pasar tiempo con ellos.
Todo esto es lícito y bueno en sí mismo, pero debemos preguntarnos a nosotros mismos.
 ¿No necesitaremos nutrirnos correctamente del alimento espiritual?¿Conocer a Dios por medio de sus escrituras?¿Pasar tiempo a solas con Dios en oración?.

Con estas reflexiones, solo quiero invitarte a hacer una pausa en este mundo frenético que no para de girar, arrastrándonos y nos pongamos hagamos a un lado por un momento, para poder  examinar el curso de nuestra vida y a la luz de lo que Dios nos da a entender por medio de su palabra, siendo sinceros con nosotros mismos respondernos.

Dios nos exhorta a ser responsable en estudios, trabajos, familia, etc (Colosenses 3:17)…..pero no a que dejemos de lado todo lo que a Él atañe, seamos  responsables también en esto porque es básico. Si estamos espiritualmente desnutridos, apenas conocemos a aquel que decimos amar porque nos amó primero y no apartamos un tiempo en oración para dirigirnos a Él con toda reverencia y en confianza ¿Qué tipo de cristianismo estamos viviendo?.

Si nos dejamos atrapar por esa espiral descendente, nos alejará del gozo y la bendición que supone una vida de comunión con Dios, por medio de la oración, el estudio de Su palabra y la koinonia con los hermanos. Entrando en una tendencia egoísta, dejando a un lado principios bíblicos como el llevar las cargas los unos de los otros (Gálatas 6:2), el amor al prójimo que es reflejo de nuestro amor hacia Dios (1 Juan 5:2) y llevándonos a una sensación de vacío.
Si te sientes relacionado en algún modo con lo que has leído anteriormente, quiero decirte que no eres la única persona con este problema y que hay solución gracias a Dios.

Dios es fiel, prometiéndonos en su palabra que aunque el justo caiga siete veces, será levantado (lo cual no es carta blanca para una vida de libertinaje) y tenemos la certeza de que Cristo como gran sumo sacerdote perfecto hizo una obra perfecta, por la cual hemos sido limpiados de todos nuestros pecados pasados, presentes y futuros.

Por ello quiero animarte a hacer un alto en el camino y pedir a Dios que te saque de esa espiral tomando tu mano y te ponga de nuevo en el camino recto, todos nosotros debemos hacer un esfuerzo negándonos a nosotros mismos y trabajando en la santificación  experimental, lectura, oración y Koinonia.

“Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.
Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”
Hebreos 4:14

Soli Deo Gloria.

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